El Rallye Ribeira Sacra era una carrera inédita en el Campeonato Gallego, y suponía el reto de descubrir tramos nuevos para casi todos los pilotos. En lo tocante al Trofeo Pirelli, la ausencia entre los inscritos de Alberto Otero, unida a la quinta plaza conquistada por Javier Cousiño, dejan el título decidido a favor de este último. La gran sorpresa fue encontrarse en las dos primeras posiciones a los Renault Clio R3 pilotados por David González y Miguel Paredes, que convirtieron la carrera en un mano a mano.

 

Para ilustrar la competitividad reinante en este certamen, basta incidir en el dato de que después de dos días de competición y ocho tramos cronometrados, la diferencia que separaba a los dos primeros clasificados de la carrera (González y Paredes) era inferior a cinco segundos, estando el tercero (López) a poco más de quince.

Miguel Paredes comenzó liderando la carrera, al marcar el mejor crono en el primer tramo, pero Alberto López respondía siendo el más rápido en el segundo y defendiendo esa posición hasta el final de la primera jornada de carreras, por delante de David González y del mencionado Paredes (que habían perdido tiempo en el cuarto tramo, debido a diversos deslices).

Todo cambiaba al inicio de la segunda jornada, en un quinto tramo en que era López quien tropezaba (haciendo un trompo) y donde los Clio comenzaban a escaparse en cabeza, manteniendo una lucha al segundo que finalmente se decidía a favor del vigués González.

media